domingo, 31 de mayo de 2015

CÓMO DEJÉ DE FUMAR


CÓMO DEJÉ DE FUMAR

Esta fue sin duda una de las decisiones más importantes de mi vida.

He sido fumadora de más de 1 cajetilla diaria desde muy joven y logre dejar el hábito hace muchos años. Fui una de esas personas a quien nadie creía capaz de dejar de fumar. ¿Cómo y cuándo lo hice? Cuando realmente sentí que debía hacerlo, no porque me lo pidieron o aconsejaron, fue un propósito personal. Me propuse el desafío en privado, eliminando todo cigarrillo, o residuo del mismo a mi alcance, procurando evitar la compañía de fumadores por unos días (cuando lo hice este objetivo no era tan fácil).

El deseo incontenible de fumar es proporcional a la cantidad de cigarrillos que se consumen a diario, por eso es conveniente disminuir la cantidad de cigarrillos unos pocos días antes de la fecha en que se abandonará, sin esforzarse, sin sufrir la carencia, simplemente fumar solo cuando se siente el deseo y no porque sí. No pensar todavía que ya se está dejando de fumar, porque no es cierto, esto sirve solo para disminuir la necesidad del humo cuando realmente se ha dejado. No recomiendo dejar de fumar progresivamente, no conozco ningún caso exitoso con este método.

El primer paso fue no fumar por 24 horas. Es el más difícil ,por lo tanto, el momento clave. Decidí no fumar al levantarme por la mañana, lo hice a propósito porque podía sumar a la abstinencia de esa noche. Si se logra dormir ese día sin haber aspirado una bocanada se ha avanzado más del 40% en el camino, algunos dicen que el 50%, por lo tanto ahora se trata de no perderlos.  Luego se continúa poniendo como meta las siguientes 24 horas, hasta llegar a completar la semana. Esta semana es clave. Las veces que se desea fumar  durante el día han ido disminuyendo, pero el deseo es fuerte aún, parece que algunos momentos están más reforzados por el hábito. Pero aclaro que las tres o cuatro veces al día en que todavía se desea el cigarrillo, la intensidad es grande pero breve. Descubrí desde el principio, con alivio,  que la ansiedad por fumar era frecuente pero duraba poco. No necesité tomar ningún relajante, solo traté de mantenerme ocupada. Algunos actúan con omnipotencia, conviviendo con quienes fuman a su lado, esto dificultará el plan ya que se está fumando pasivamente.  Se debe eliminar el cigarrillo 100% y pasar por el síndrome de abstinencia en sus distintas fases.

Ahora llega el momento de transitar por la alfombra roja. Al completar la primera semana comenté públicamente que estaba dejando de fumar. ¿Por qué esperé una semana exitosa? Porque me sentía fuerte, me sentía capaz, sabía que había superado pruebas difíciles en los últimos siete días y estaba lista para soportar cosas como: “si no lo veo no lo creo”, “ahora me vas a empezar a fastidiar para que yo lo deje”,  sonrisitas burlonas, etc. Aunque no lo crean pocas personas apoyaban correctamente el intento, no estaban dispuestos, ni a dejar de echarte el humo encima  (“esa es tu decisión, no me molestes”) y lo que es peor, los que no valoran el enorme esfuerzo que estás haciendo porque no tienen idea de qué se trata, pero opinan subestimando tu conducta. Les pinto el peor panorama porque en mi caso lo viví bastante parecido.

Les aseguro que después de esta semana las cosas son más fáciles, porque te has fortalecido,  además han asumido un compromiso público y eso ayuda.

El deseo de fumar se va distanciando, hasta pasar meses sin sentirlo, pero puede durar años, por un momento breve. Increíble pero nuestras células tienen memoria. Aspirar el humo ajeno es una forma de fumar, pero no les afectará con el tiempo.  Al principio se debe evitar. Después de un mes lo toleré sin graves consecuencias, claro sin abusos, y si al día siguiente sentí algo fue muy leve.

Les recuerdo que la nicotina puede provocar dependencia física o psicológica o las dos al mismo tiempo. La más fácil de vencer es la dependencia física. Creo que la dependencia psicológica es la más dura de combatir. Cuando pasaba por la experiencia comenté varas veces que me sentía abandonando a un mejor amigo. Muchos se rieron porque no entienden. Pero así es, hay que hacer el duelo también. En cuanto a la dependencia física se facilita con ayuda médica. Cuando se combinan las dos formas de dependencia, como ocurre casi siempre, con predominio de una, el malhumor es frecuente, por eso busque ayuda con un relajante que no sea adictivo, haga ejercicio, recurra a té y productos naturales si es posible. El peor enemigo es la impulsividad, el mal ambiente en las relaciones en su entorno, falta de comprensión y apoyo. Por eso para alcanzar el éxito hay que recordar que se trata de vencer una adicción que ha sido aprobada socialmente por muchos años, y no perder jamás de vista que es un proyecto personal, donde la beneficiada es una misma. No importan las provocaciones, no las use como excusa para da rienda suelta a la impulsividad.

Salí de la experiencia con mi autoestima muy fortalecida, lo cual me permitió resistir en otros combates con más confianza. Tan convencida estoy de que es un proyecto de superación personal que no me puse en plan de predicadora aconsejado no fumar a diestra y siniestra. Hace tiempo no siento deseos de fumar ni esporádicamente y es más confieso que me desagrada sentir el olor del cigarrillo, por suerte éste hábito pierde cada día más seguidores.