Luego de hacer referencia a la diversidad sexual esperé sin éxito algunos comentarios, colaboración de personas dispuestas a ampliar mis conocimientos, señalándo errores u omisiones. Soy conciente de que ciertos temas pasan desapercibidos cuando no interesan o cuando interesan demasiado.
Hoy voy a enfocarme en los roles heterosexuales. Además de aportar mi experiencia personal, podré compartir mi interés por los últimos acontecimientos.
En nuestra sociedad quedan resabios de hombres machistas y mujeres que consideran la sumisión como única forma de subsistencia. Pero estos extremos han pasado a ser considerados patologías. Tanto los machistas como las extremas sumisas son criticados abiertamente y están muy lejos de ser considerados modelos representativos del mundo actual. Ha quedado muy atrás el "tú Juana y yo Tarzán".
Las luchas feministas han llevado a la mujer mucho más allá del voto, permitiéndole convertirse en dueñas de sus cuerpos y controlar su capacidad de reproducirse, en gran cantidad de países. Se están abriendo paso hombres y mujeres más felices y más libres. Pero el ejercicio de esa libertad trae aun problemas.
Recordemos que estos cambios, como ocurre históricamente, han surgido y evolucionado en situaciones de crisis. Si bien los resultados no son homogéneos, se han logrado avances importantes Por ejemplo desde hace ya varios años, la Universidad de Panamá gradúa más mujeres que hombres. Los jóvenes, tanto hombres como mujeres ,tienen un espíritu cada vez más emprendedor, con proyectos independientes de sus progenitores y, algo muy importante, gran cantidad de ellos esperan a obtener sus títulos universitarios y tener trabajo antes de considerar el matrimonio.
Otro cambio que ha caracterizado las últimas décadas es la generalización de las relaciones prematrimoniales, como un secreto a voces. Lo contrario a esto es ya la excepción.
Pero crisis son crisis, e implican desajustes, desequilibrios e incertidumbre.
La educación sexual se obtiene hoy con más facilidad, pero fundamentalmente a través de los medios de comunicación, sigue ausente en la mayoría de los hogares y aún más en la educción formal.
Seguimos en crisis de roles, de pareja y de familia y no están claras por ahora las vías de solución. Hombres y mujeres, supuestamente más libres, no han podido redactar el nuevo manual para renovar los vínculos entre ellos. Unos y otros improvisan. Muchas mujeres, con capacidad de generar ingresos, comparten las obligaciones económicas, pocos hombres se colocan al lado de la mujer para cooperar en las rutinas domésticas. Las relaciones prematrimoniales han reducido la necesidad de formalizar el matrimonio. A simple vista parece que el hombre que fue tan sobrecargado de responsabilidades, amarrado por muchísimos años a su rol de proveedor- protector, es quien realmente se ha liberado, beneficiándose más que las propias mujeres de las luchas emprendidas por éstas en reclamo de la igualdad. Ya no es el único responsable de la seguridad del hogar, de la estabilidad de la familia y el futuro de los hijos, tiene más tiempo entonces para ocuparse de otros intereses o compartirlo con amigos. Mientras tanto la mayoría de las mujeres regresan de sus trabajos para continuar, en el hogar, con sus responsabilidades tradicionales. La crisis lleva a veces a la rebelión de uno y otro, el padre no está y la mamá también opta por buscar espacio propio. Aparecen ahora en escena otros afectados: los hijos. Yo cambiaría eso de que se deben tener solo los hijos "que se puedan mantener" por tener solo los hijos "que se deseen compartir".
Como ya dije, históricamente los cambios sociales importantes surgen de situaciones de crisis. Quizás debamos limitarnos a esperar que las aguas se nivelen y entonces apreciaremos el resultado de estos cambios. Probablemente nos espera una sociedad más civilizada en la que el lazo no esté determinado solo por papeles, una sociedad donde las personas den prioridad a lazos diferentes, un mundo en el que los afectos y el respeto sean lo más importante.
Hasta la próxima.
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