CÓMO DEJÉ DE FUMAR
Esta fue sin duda una
de las decisiones más importantes de mi vida.
He sido fumadora de más de 1 cajetilla diaria desde muy
joven y logre dejar el hábito hace muchos años. Fui una de esas personas a
quien nadie creía capaz de dejar de fumar. ¿Cómo y cuándo lo hice? Cuando
realmente sentí que debía hacerlo, no porque me lo pidieron o aconsejaron, fue
un propósito personal. Me propuse el desafío en privado, eliminando todo
cigarrillo, o residuo del mismo a mi alcance, procurando evitar la compañía de
fumadores por unos días (cuando lo hice este objetivo no era tan fácil).
El deseo incontenible de fumar es proporcional a la cantidad
de cigarrillos que se consumen a diario, por eso es conveniente disminuir la
cantidad de cigarrillos unos pocos días antes de la fecha en que se abandonará,
sin esforzarse, sin sufrir la carencia, simplemente fumar solo cuando se siente
el deseo y no porque sí. No pensar todavía que ya se está dejando de fumar,
porque no es cierto, esto sirve solo para disminuir la necesidad del humo
cuando realmente se ha dejado. No recomiendo dejar de fumar progresivamente, no
conozco ningún caso exitoso con este método.
El primer paso fue no fumar por 24 horas. Es el más difícil
,por lo tanto, el momento clave. Decidí no fumar al levantarme por la mañana, lo
hice a propósito porque podía sumar a la abstinencia de esa noche. Si se logra dormir
ese día sin haber aspirado una bocanada se ha avanzado más del 40% en el camino,
algunos dicen que el 50%, por lo tanto ahora se trata de no perderlos. Luego se continúa poniendo como meta las
siguientes 24 horas, hasta llegar a completar la semana. Esta semana es clave.
Las veces que se desea fumar durante el
día han ido disminuyendo, pero el deseo es fuerte aún, parece que algunos
momentos están más reforzados por el hábito. Pero aclaro que las tres o cuatro
veces al día en que todavía se desea el cigarrillo, la intensidad es grande
pero breve. Descubrí desde el principio, con alivio, que la ansiedad por fumar era frecuente pero
duraba poco. No necesité tomar ningún relajante, solo traté de mantenerme
ocupada. Algunos actúan con omnipotencia, conviviendo con quienes fuman a su
lado, esto dificultará el plan ya que se está fumando pasivamente. Se debe eliminar el cigarrillo 100% y pasar
por el síndrome de abstinencia en sus distintas fases.
Ahora llega el momento de transitar por la alfombra roja. Al
completar la primera semana comenté públicamente que estaba dejando de fumar. ¿Por
qué esperé una semana exitosa? Porque me sentía fuerte, me sentía capaz, sabía
que había superado pruebas difíciles en los últimos siete días y estaba lista
para soportar cosas como: “si no lo veo no lo creo”, “ahora me vas a empezar a
fastidiar para que yo lo deje”, sonrisitas
burlonas, etc. Aunque no lo crean pocas personas apoyaban correctamente el
intento, no estaban dispuestos, ni a dejar de echarte el humo encima (“esa es tu decisión, no me molestes”) y lo
que es peor, los que no valoran el enorme esfuerzo que estás haciendo porque no
tienen idea de qué se trata, pero opinan subestimando tu conducta. Les pinto el
peor panorama porque en mi caso lo viví bastante parecido.
Les aseguro que después de esta semana las cosas son más
fáciles, porque te has fortalecido, además han asumido un compromiso público y eso
ayuda.
El deseo de fumar se va distanciando, hasta pasar meses sin
sentirlo, pero puede durar años, por un momento breve. Increíble pero nuestras
células tienen memoria. Aspirar el humo ajeno es una forma de fumar, pero no
les afectará con el tiempo. Al principio
se debe evitar. Después de un mes lo toleré sin graves consecuencias, claro sin
abusos, y si al día siguiente sentí algo fue muy leve.
Les recuerdo que la nicotina puede provocar dependencia
física o psicológica o las dos al mismo tiempo. La más fácil de vencer es la
dependencia física. Creo que la dependencia psicológica es la más dura de
combatir. Cuando pasaba por la experiencia comenté varas veces que me sentía abandonando
a un mejor amigo. Muchos se rieron porque no entienden. Pero así es, hay que
hacer el duelo también. En cuanto a la dependencia física se facilita con ayuda
médica. Cuando se combinan las dos formas de dependencia, como ocurre casi siempre,
con predominio de una, el malhumor es frecuente, por eso busque ayuda con un
relajante que no sea adictivo, haga ejercicio, recurra a té y productos
naturales si es posible. El peor enemigo es la impulsividad, el mal ambiente en
las relaciones en su entorno, falta de comprensión y apoyo. Por eso para
alcanzar el éxito hay que recordar que se trata de vencer una adicción que ha
sido aprobada socialmente por muchos años, y no perder jamás de vista que es un
proyecto personal, donde la beneficiada es una misma. No importan las
provocaciones, no las use como excusa para da rienda suelta a la impulsividad.
Salí de la experiencia con mi autoestima muy fortalecida, lo
cual me permitió resistir en otros combates con más confianza. Tan convencida
estoy de que es un proyecto de superación personal que no me puse en plan de
predicadora aconsejado no fumar a diestra y siniestra. Hace tiempo no siento
deseos de fumar ni esporádicamente y es más confieso que me desagrada sentir el
olor del cigarrillo, por suerte éste hábito pierde cada día más seguidores.
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