En los últimos años hemos leído y escuchado, muchas veces, que
el agua potable del mundo se acaba. ¿Esto es verdad o solo un mito?
Lo cierto es que las aguas subterráneas están disminuyendo y
de ellas se abastece el 30% de la población. También es cierto que los
desiertos se amplían, ocasionando falta de lluvia y que el ingenio y recursos
del hombre han hecho poco para resolver esto. Se ha derrochado el recurso
hídrico por milenios pero, ante el crecimiento constante de la población, el
despilfarro no ha disminuido. Predomina la actitud de delegar el problema en la
generación siguiente. Es más, las industrias continúan haciendo dinero consumiendo
agua, muchas veces procesada para consumo humano, sin control de nadie.
El tema no es responsabilidad de unos u otros, es
responsabilidad de todos. Los países desarrollados, en pos de ese desarrollo,
han dilapidado recursos naturales, entre ellos el agua que era de todos. A los
países más pobres se les hace pagar las consecuencias y se les exige un consumo
racional de esos recursos. O sea, los que menos tienen, ahora deben invertir
más para poder consumir. Ironías de esta civilización tan deshumanizada.
Lo cierto es que mientras algunos se ponen las manos en la
cabeza y tratan de llamar la atención sobre el tema, muchos más arrojan basura
a los ríos y las industrias continúan contaminando las aguas subterráneas con
sus desechos. O sea que, mientras unos pocos se preocupan, la gran mayoría
desperdicia y malgasta los recursos hídricos.
Cada día somos más los que habitamos la tierra, o sea, el
agua existente debe repartirse entre más sujetos. También consumimos más de las
industrias que seguirán creciendo. Donde se consume más agua es en los cultivos
de alimentos, que deben aumentar para satisfacer las necesidades de una
población creciente.
Según datos de la UNESCO el uso del agua a nivel mundial es
el siguiente: Cultivos 70%. Industria 22%. Consumo humano: 8%.
La mayor cantidad de
agua dulce se concentra en casquetes y
glaciares polares, que al derretirse corren permitiendo que se mezcle con el
agua salada del mar.
Y para los que piensan en soluciones tecnológicas futuras,
les recuerdo que desalinizar requiere de tecnología y alto consumo de energía
eléctrica, muy costosos ambos requisitos, y lógicamente esto encarece el agua
producida. Los países árabe, muy ricos, que deben recurrir actualmente a la
desalinización, buscan alternativas menos costosas permanentemente.
Este tema en los medios interesa solo a minorías, la mayoría
no se preocupa porque los recursos se acaben, al menos mientras ellos estén en
este mundo. La responsabilidad social no ha sido convenientemente estimulada desde
la infancia. Aunque hay muchos
movimientos que se ocupan de medio ambiente, el trabajo eficiente es llevado a cabo
solo por unos pocos.
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